viernes, 3 de octubre de 2014

CAPÍTULO TRIGÉSIMO PRIMERO DE "LAS WALKYRIAS"


                                                               31
                                                        Te voy a decir, Edelmira, que yo fui, soy y seré un hombre de trabajo. De esos de casa al trabajo y del trabajo a casa. A mi no me espanta ni me espantó jamás trabajar, darle duro, levantarme temprano, empujar la camilla hasta que casi no siento las manos ni se lo que estoy haciendo. De chiquito mi mamá me decía que yo era puro movimiento, pura acción, después un médico, de acá, del hospital, me dijo que era hiperkinético. Le pregunté qué significaba. Y, que no puede estarse quieto –me dijo. Me sonreí y le dije tiene razón. Además de hiperkinético, me dijo otra vez, usted es introvertido ¿Qué quiere decir doctor, es grave? No, significa que tiene una personalidad guardada, que se encierra dentro de sí mismo, que cuando habla con los otros no les dice todo lo que piensa. Tiene razón – le dije de nuevo. Y, quedé pensando, ¿quién dice todo lo que piensa? Si no nos guardáramos cosas nuestras seríamos muy livianos, como globos, sin densidad, sin peso, flotaríamos en el espacio. Creo que los que nos mantiene pisando la tierra no es sólo la ley de gravedad. Es también la carga de todo lo que no decimos, de todo lo que callamos, que no es poco. Yo, por ejemplo, el otro día, te vi que te diste un beso corto en la boca con Elena. A lo mejor no es que tenga nada de malo porque fue corto y se sonrieron, pero, qué querés que te diga, yo ni loco me daría un beso en la boca con otro hombre, aunque fuera corto. Me daría un asco tremendo. Pero jamás te diría lo que pienso, podría ofenderte. Por eso, cada uno es como es y no como uno, aunque a veces podamos encontrar gente parecida. A mí me gusta ir a la sociedad de fomento porque se que estoy ayudando, que hago algo por los demás, lo que pueda aunque no sea mucho. Aparte, quién podría estar todo el tiempo pensando únicamente en uno mismo. Yo pienso más en vos que en mí mismo Edelmira. Cada vez que hago algo que me parece importante pienso si vos estuvieras y me miraras, qué dirías. Sobre todo me interesa tu opinión. Algunas noches hablo con vos de temas que me distraen, me hacen disfrutar, como la otra noche cuando conversamos acerca de los volcanes y vos me explicaste cómo fue que se formaron y por qué cada tanto entran en erupción; o cuando hablamos de las tormentas, cómo se forman y son arrastradas por los vientos y atraídas hacia ciertas regiones por razones de temperatura y presión. Otro tema que me atrajo fue el del calentamiento global del planeta. En fin, todo lo que hablo con vos es atractivo. Te acordás que una vez me explicaste qué era la poesía y qué eran las metáforas, las comparaciones que hacen los poetas y cuál es la utilidad de estas comparaciones que nos hacen entender fenómenos más complejos que los que nombran expresamente. Me hablabas de la lucha por la supervivencia y de que el animal grande se come al chico. Bueno el otro día le escuché una comparación parecida a un médico que nos explicó en parte, al Cholo y a mí, mientras nos tomábamos un café, sobre el marxismo, qué era. Sabés lo que es, es parecido al animal grande que se come al chico, el rico explota al pobre y la historia es una lucha de ricos y pobres, lucha de clases se llama. Pobres somos siempre los trabajadores, los desempleados y los débiles y ricos son los que no trabajan, los poderosos, que pierden el tiempo y viven a expensas de nosotros los que trabajamos. Y bueno, pero eso que explicó no es una comparación, no es una metáfora, es lo que sucede en la realidad. Yo te voy a decir Edelmira que para mí la vida es una guerra, siempre lo fue, desde que era chico. Entonces el cura, cuando aprendimos el catecismo para tomar la primera comunión, nos hablaba del malo y el bueno, del Diablo y de Dios. Me acuerdo patente que el diablo era Luzbel, el ángel más bello. Ahora si la belleza y la maldad van juntas y la belleza y la bondad también, cómo distinguís la belleza buena de la mala. Y te digo Edelmira que lo de la religión podrá ser una metáfora pero en la vida está lleno de bellezas malas y de bellezas buenas que no son metáforas y resulta muy difícil distinguirlas”



 Amilcar Luis Blanco (Pintura "Hombres hablando", oleo sobre tela de Elena Kudryashova)

2 comentarios:

  1. GRACIAS POR COMPARTIR TAN BONITA HISTORIA. ME GUSTA MUCHO AMÍLCAR, NO SOLO LO QUE DICES, SINO LO QUE SE SIENTE ENTRE LÍNEAS. ¡FELIZ FIN DE SEMANA! :)

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  2. Gracias Menchi, me alegro que te guste la historia. Feliz fin de semana!!

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