sábado, 3 de octubre de 2020

La visita de Nicole






Me había levantado y estaba levantando la casa. Domingo de invierno. El frío calaba el patio y el jardín, se lo podía ver. El timbre sonó corto y débil, como si  tiritara su electricidad en el recorrido del cable. Encendía la estufa del living y grité un "ya voy" porque a esa hora, diez de la mañana, lógico hubiera sido que se tratara de algún vendedor. Me asomé por la ventana del living. Una mujer rubia, muy blanca, bastante alta, vestida con jean y zapatillas deportivas, con gafas oscuras, esperaba tras la reja, sonreía. Un hombre alto, bien vestido, traje, camisa, corbata, anteojos negros, la acompañaba. Son los del culto, los evangelistas, vienen a vender su versión de Cristo-pensé. Abrí la puerta, caminé hasta la reja y los enfrenté. La mujer se quitó los anteojos y amplió su sonrisa. Sus ojos azul-celestes me abarcaron. Era igualita a Nicole Kidway, la famosa actriz de Hollywood. Me alargó la mano blanca- Se la tomé sin querer apretársela demasiado. Usted - dije. Me interrumpió. Nicole Kidway-dijo. Quedé estupefacto, como suele decirse, inmovilizado. Alcancé a responderle, Juan, mucho gusto. Corrí hacia dentro, maquinalmente, la puerta de reja. Adelante, pasen - dije. Nicole Kidway y su hombre me siguieron. Ingresaron al living. Ella sonrió. Nacho,  me dijo, mirándolo al hombre  que me sonreía cortesmente y me alargaba su mano. La estreché, esta vez con más fuerza. Hice un esfuerzo, balbucee, creo. You speak spanich? - pregunté. You speak english?, retrucó. Pura simpatía. Litle, nothing, dije estúpidamente. Los dos nos reímos. Siéntense - les dije. Se sentaron. La observé; piernas muy largas, caderas y muslos redondeados, no demasiado. Pero el cuello, interminable. Un cisne. Se escucharon ruidos que provenían de los dormitorios, de arriba. Mi mujer, mi hija, sus voces preguntándome. La de Sandra, mi mujer, "quién era". Disculpen, pedí. I be rigth back, excuse me. Ella balanceó una mano dándome todo el excuse me que quisiera. Subí la escalera a zancadas y expliqué entrecortadamente a Sandra y a Jorgelina, mi hija, quién había entrado. Estaba agitado y ellas me miraban absortas. Pero, estás seguro? No puede ser. Es, dije, es, es! Bueno, bueno, bajá, atendelos, nosotras ya bajamos
Bajé, me senté cerca de las rodillas de Nicole que me apuntaban como dos cañones. Hablo algo español - dijo Nicole. Muy bien - dije y sonreí con toda mi estupidez desbordándome. Ella siguió. Vine a Argentina convocatoriada porque hacer vida de Eva Perón. La miraba y la miraba con expresión fija. Se acomodó la garganta. Quiero en conocimiento mis facebook seguidores en Argentina y usted es seguidor. Asentí. Vengo que hacer Eva Perón vida- insistió acentuando cada palabra y enseguida dejó caer un silencio sonriente clavándome los aguzados cielos de su mirada como pequeños puñales. Era evidente que esperaba una respuesta. Eva murió a sus treinta y tres años, me animé a decirle. Las vibrantes puntas de sus ojos ennegrecieron súbitamente. Oh no! - exclamó. Vida de Eva Perón dopo su muerte-dijo. De pronto comprendí su mezcla del italiano con nuestra lengua vernácula. ¡Genial, genial! Guionista irreverente supone ella supera enfermedad. Cáncer, dije. Sí, cáncer, contestó. Movió su mano como un hongo de cortos tentáculos, como una flor en el extremo de un tallo, explicaba. Años que siguieron con your husband, Perón, años de política. Autor, guionista supone una vida para ella. Interesante, interesante,,,, acoté. La idea era difícil pensé-¿ Está el guion, usted ya lo leyó?, pregunté. Está, leí, dijo la australiana. Recordé que era australiana. Pensé en alguna película suya. "La reina del desierto". Café, te, ofrecí. Mate, dijo-¿ Mate? - me extrañé. Okey Nicole, okey! En ese momento se derrumbaron por la escalera a pasos algo tumultuosos Sandra y Jorgelina. La miraron , adelantaron los brazos, articularon quejidos y menearon las muñecas como diminutas caderas, cacarearon quizás. Se habían maquillado las dos, un poco exageradamente para la hora. Ella se irguió expandiéndose. Su sonrisa y su mirada hicieron el efecto de un faro y multiplicaron la luz sobre Sandra y Jorgelina o a mí me pareció, no sé. Todo estaba alterado, como las percepciones después de haberme fumado un porro, con ganas, como la única vez que lo hice siendo adolescente y todo se me dio vuelta y me pareció que la realidad era ridícula e hilarante, incluso me reí un poco estupidamente sin saber por qué.
En ese momento, extrañamente, evoqué a Jorge Luis Borges. Me vino a la mente una linea, un verso del poeta inglés Eliot "sólo mediante el tiempo el tiempo es conquistado", otra, del poeta alemán Rilke, "toda en sus ojos vive la criatura". Sólo los seres humanos tenemos el transcurso en la conciencia, la secuencia presente, pasado, futuro, es decir, el tiempo. Suponer o proyectar dos vidas más allá de la muerte es una insolencia moral, una irreverencia inhumana. Es, incluso, convocar un universo paralelo y alterar la historia en sus dos formas, la del recuerdo y la del olvido.

Nicole, seguramente advertida de mi estupor, de un silencio que luego de mi risa de tonto abarcó la totalidad de un instante desusadamente largo para la visita de una bella y famosa actriz a un seguidor y admirador casi anónimo, borroso por la distancia y el tiempo, quebró el mutismo. Preguntó, "que piensa acerca de materia". Su inglés instintivo transferido al español resultaba cómico pero se hacía entender. Pensé si mi español podría encaramarse en la borda de su inglés instintivo para salvarse de un naufragio inminente e inevitable en nuestro intento de comunicarnos, pero igual largué la frase: "interesante, muy interesante,- repetí, porque no quería desanimarla y hasta ahí comprendí que su mirar azul, como el de la rubia de New York de Gardel, asintió y entendió, pero enseguida continué," mire - dije -" el futuro es una suposición, una conjetura, una aventura de la imaginación". Sus ojos se encendían como brasas azules y sus pómulos se coloreaban cuando Nicole afirmaba con el movimiento descendente de todo su rostro que no dejaba de sonreír. Hasta aquí entendió - pensé. Entonces completé la idea: "pero en Argentina esa aventura de la imaginación tiene sus riesgos". Me interrumpió "riesgos", dijo. Sus labios indicaban que debía explicarle el vocablo. Pensé. Mi búsqueda de la palabra inglesa que lo significara rebotó contra todos los ángulos y rincones de mi paupérrima memoria shakesperiana o del antiguo "toil and chat". Por fin la encontré y triunfalmente se la arrojé a la expresión alarmada de Nicole. "Riesk"-dije. Riesk, repitió ella. Ensayé: "In Argentina, in that or this country, if you make a life of Eva Perón after her dead is a riesk". Oh!, Oh! Entendiendo. And why, por qué? 

Era difícil explicarle el porque. Ni yo mismo lo sabía, sólo lo intuía. No obstante, apurado por su pregunta, volví a largar lo primero que me vino a la cabeza. "La Argentina seguramente sería otra. Entre los que amaron y aman a Evita y los que la odiaron y la  odian, si ella hubiera sobrevivido a su enfermedad, se hubiese armado una guerra civil, no lo se, pero si se que había en ese momento una relación tirante entre ella y los militares y que ella quiso armar a los trabajadores" Nicole me miraba y sus ojos, detenidos en mi rostro, eran cristales transparentes y en sus oídos atentos mis palabras y ademanes parecían traspasarla y fruncía el ceño y el entrecejo de su pequeña y abombada frente. "Para, favor - me dijo alzando su alargada mano. "Es historia de amor, a love story". "Juan y Eva renuncian al poder y emigran a una isla paradiso" . - Ah, entiendo, is a happy end. "Yes, algo como eso". Le sonreí todo lo que pude. Y se me ocurrió preguntar: ¿Y de qué vivirán los tórtolos? Esta vez arrugó todo su rostro. Tuve que recurrir otra vez a mi precario inglés. "¿How they would have money for there lifes? Nicole se iluminó, el cielo volvió a su rostro. - "Ah, she was an actrice like me, and he was Perón, él será de nuevo presidente en esa isla y la convertira in Paradiso" Ah, Si es así será un éxito.

Amílcar Luis Blanco

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