Yo sabía que el mar estaba ahí
pero no quería irme
porque esperaba verte.
Esperaba ver tu traje de agua
y tu sonrisa de centella
y tus ojos golpeando la luz
como dos zafiros acurrucados en la niebla.
Esperaba ver el edificio
de tu cuerpo sobre la arena,
pisándola,
fabricando la sombra del triunfo,
con el arco de tus piernas.
Unas leves tinieblas
extendidas sobre la sabana de arena.
PERO A LA VEZ SOÑABA
que estábamos en PARIS,
junto a la torre Eiffel
y respirábamos el glamour
y la irreprimible nostalgia
de su cielo
que después extrañaríamos
casi para siempre.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Marc Parmentier)